7/29/11

RECONOCER LOS LÍMITES DEL MÉTODO CIENTÍFICO, HERENCIA DEL PADRE JAKI



La importancia de reconocer los límites del método científico, que impide a la ciencia experimental tratar realidades no cuantificables, ha sido expuesta como una de las principales aportaciones del sacerdote y físico Stanley Jaki.
Destacados especialistas abordaron el tema Ciencia y fe en Stanley Jaki, en un curso de verano del 11 el 13 de julio en el Colegio Mayor San Pablo CEU de  Madrid, ciudad donde el sacerdote y físico húngaro falleció hace dos años.
Los ponentes pusieron de relieve, como aspectos más sobresalientes del pensamiento de Jaki, los límites del método científico, la distinción entre ciencia experimental y saber humanístico, y la importancia de distinguir sin oponer ciencia y fe, informó a ZENIT uno de los coordinadores del curso, el profesor de la Universidad San Pablo CEU Leopoldo Prieto.
Intervinieron, entre otros, el matemático y profesor de Filosofía de la ciencia de la Universidad de La Sorbonne Jacques Vauthier, el físico y filósofo de la Universidad de Comillas Manuel María Carreira y el profesor del Ateneo Regina Apotolorum Paul Haffner.
Las instituciones organizadoras del Congreso fueron la Universidad CEU San Pablo (Madrid) y el Ateneo pontificio Regina Apostolorum (Roma).
Cuestión metodológica
Todos coincidieron en que Stanley Jaki, en su obra, se preocupó por poner al descubierto los límites del método científico, intentando continuamente deslindar el objeto de la ciencia y el objeto de la religión.
En una entrevista realizada en 1991, Jaki hacía suyas las palabras de Maxwell: “Una de las pruebas más difíciles para una mente científica es conocer los límites del método científico”.
A la obligada pregunta de cuáles son estos límites, Jaki respondía: “Los límites de la ciencia (y al hablar de ciencia me refiero aquí a la física) los fija su propio método”.
“El método de la física versa sobre los aspectos cuantitativos de las cosas en movimiento –continuaba-. Sólo podemos aplicar legítimamente el método científico-experimental cuando captamos rasgos cuantitativos en las cosas”.
“Pero cuando ante las cosas nos surgen preguntas como ¿es esto bello?, o ¿existe esto?, o ¿es moralmente buena esta acción?, nos preguntamos cosas que la ciencia no puede responder”, añadía.
Según los ponentes del congreso, ésta es una idea fundamental y “muy sana” de los límites del método científico en la que hay unanimidad en la epistemología actual, no sólo entre los catolicos.
Ciencias y humanidades
Precisamente en razón de los límites del método científico, el científico y sacerdote húngaro señaló que la ciencia experimental no está capacitada para tratar realidades que no son cuantificables o medibles, y pertenecen al saber humanístico.
Acerca de la distinción entre saber humanístico y ciencia experimental, Jaki afirmaba: “Los estudios humanísticos y los científicos deben estar separados. No se debe intentar fundirlos porque parten de presupuestos distintos y emplean métodos también distintos”.
“En humanidades, por ejemplo, cuando estudiamos a Dante, no preguntamos: ¿cuántas letras hay en tal o cual obra de Dante?, pregunta que en el campo científico sería lógica”, señalaba el sacerdote científico.
Jaki indicó que “debemos cultivar tanto los aspectos cuantitativos de las cosas como aquellos que no son mensurables”.
Contra el cientifismo
Los ponentes también destacaron que el padre Jaki denunció el cientifismo como un enfoque de la ciencia que no reconoce los límites de su propio método.
El Diccionario de la Real Academia Española presenta dos acepciones de cientificismo. La primera pone de manifiesto sobre todo el aspecto metodológico del cientificismo, definiéndolo como la “doctrina según la cual los métodos científicos deben extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y moral sin excepción”.
La segunda acepción de cientificismo se centra en su aspecto de contenido, definiéndolo como la “teoría según la cual los únicos conocimientos válidos son los que se adquieren mediante las ciencias positivas”.
Jaki llegó a afirmar que el gran crimen de este siglo es decir que el único verdadero conocimiento es aquel que pertenece al campo de lo misurable cuantitativamente.
Preguntado por las consecuencias más relevantes, el sacerdote húngaro respondía: “Es un crimen en el sentido de que estas aplicaciones unilaterales del método cuantitativo llegan a privar al ser humano de su comprensión de los aspectos inconmensurables de la existencia”
Según Jaki, “la principal consecuencia es la relativización de los puntos de vista morales”.
“En lugar de movernos en una perspectiva moral, según la cual una acción es intrínsecamente buena y otra es intrínsecamente mala, ahora seguimos un modelo behaviorista”, explicaba.
Para el científico húngaro, “esta es la base del relativismo moderno que se fundamenta en la creencia de que existen varios patrones de comportamiento, o, como dice la popular frase americana, existen “estilos de vida alternativos”. Después no se hacen más preguntas”.
Complementariedad
En este sentido, el coordinador del curso, Leopoldo Prieto afirmó que “asistimos a una nueva oleada de presiones de una pretendida ciencia biológica militante atea”.
“Frente a un dogma clásico del cientifismo, que afirma que ciencia y fe son incompatibles, el padre Jaki reitera una doctrina clásica de la Iglesia –explicó Prieto-: sí hay una distinción de métodos entre ellas, pero ninguna oposición, sino perfecta complementariedad”.
Para el padre Jaki, ciencia y fe son dos modos de acercamiento, ambos racionales, con métodos distintos.
En opinión de Prieto, bajo la pretendida oposición entre ciencia y fe “quien vive una religión lo hace a expensas de una carencia de racionalidad; se condena a un estatuto inferior a aquella persona que cree en Dios y asume la verdad de lo que la Iglesia propone”.
Además, se cae en el materialismo, promotor de cuestiones como el aborto y la eutanasia.
En su intervención, el profesor de la Universidad de Leeds John Beaumont destacó que el padre Jaki siempre se movió por la convicción de que “la ciencia y la religión apuntan hacia Dios, pero lo hacen por caminos distintos”.
Una idea central del pensamiento de Jaki expuesta por Beaumont se refiere a que la ciencia empírica  no conduce necesariamente al descreimiento de las realidades inmateriales que escapan de su enfoque. 
Por ello, el sacerdote y físico húngaro manifestó que incluso si uno acepta los principios del darwinismo, la persona sigue siendo algo distinto.
Por eso, destacó el ponente, las tesis darwinistas no suponían para Jaki ningún problema sino hasta el momento en que se convierte en ideología.
Sacerdote y científico
Stanley Jaki nació en 1924 en Győr (Hungría). Sacerdote benedictino, fue profesor de Historia y Filosofía de la ciencia en la Universidad Seton Hall de South Orange (Nueva Jersey).
En 1950 obtuvo la licenciatura en Teología sistemática en el Ateneo Pontificio Anselmianum (Roma). Siete años después,  obtuvo el doctorado en Física en la Fordham University (Nueva York).
Se especializó en historia y filosofía de la ciencia. Escribió más de cincuenta libros y más de 400 artículos.
Recibió los premios Lecomte du Nouy en 1970 y Templeton en 1987, así como siete doctoradoshonoris causa.
Era miembro honorario de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la History of Science Society, así como miembro correspondiente de la Academia Nacional de las Ciencias, Bellas Artes y Artes de Burdeos.
Durante los años 1974-1976 impartió en Edimburgo dos ciclos de las prestigiosas Gifford Lectures y en 1977 fue Fremantle Lecturer en el Balliol College de Oxford.
Durante casi 50 años el P. Stanley Jaki ofreció conferencias en las más prestigiosas universidades americanas y europeas.
Jaki ha contribuido con sus estudios históricos, ante todo, a la clarificación del origen cristiano de la ciencia moderna, en continuidad con lo que habían sostenido precedentemente otros historiadores de la ciencia como Alasdair Crombie, Edward Grant, Herbert Butterfield, Alexander Koyré y Reijer Hooykaas.
No descuidó el estudio de importantes cuestiones científico-epistemológicas, ni la apologética.
 El 7 de abril de 2009, después de un ciclo de conferencias impartidas en Roma, murió en Madrid, a la edad de 85 años, el padre Stanley Jaki, monje benedictino, físico, filósofo y teólogo. 

7/28/11

“Los Estados deberían respetar las elecciones que los padres hacen para sus hijos”


Monseñor Silvano Tomasi

Señor presidente:
1. El tema de esta Revisión Ministerial Anual, “Aplicación de los compromisos y objetivos internacionalmente acordados en materia de educación”, es de urgente importancia para la realización global del desarrollo integral humano para el futuro de la familia humana. La educación es, antes que nada, un derecho fundamental de la persona humana y la validez de todas las políticas de desarrollo se miden por su respeto al derecho humano de la educación. De hecho, la educación juega un papel fundamental en la realización de un crecimiento económico sostenible y equitativo, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible y la reducción de la inequidad y la desigualdad. Es indispensable proteger y afirmar la dignidad trascendente de todos los hombres y mujeres.
La comunidad internacional ha hecho grandes progresos en la reducción del número de niños que no tienen acceso a la educación primaria. Sin embargo, en 2008, unos 67'5 millones de niños se quedaron fuera de las escuelas, y de acuerdo al Informe de Monitorización Global, si la actual trayectoria se mantiene, la comunidad internacional no será capaz de alcanzar la meta de la educación primaria universal para 2015. Entre los países menos desarrollados, tres países han informado de que tienen una tasa de escolarización inferior al 50% y sólo 17 países tienen una tasa superior al 80%.
Este año se cumple el 25 aniversario de la Declaración del Derecho al Desarrollo. En esta ocasión, deberíamos recordar que un contexto social más justo, incluyendo un profundo compromiso de esfuerzo para erradicar la pobreza, influiría positivamente en el acceso a la educación, especialmente para los niños que viven en condiciones de bajos ingresos, o en áreas rurales o en situaciones de marginación. Sin embargo, la calidad de la vida no sólo depende de superar la pobreza económica, sino del nivel cultural, la calidad de las relaciones humanas, y la calidad de las relaciones interpersonales entre las gentes, objetivos que podrían ser alcanzados a través de la educación.
También debemos destacar que unos 28 millones de niños que no van a la escuela viven en países afectados por el conflicto. Además, mucha gente vive en un entorno de violencia política, crimen organizado, tasas excepcionalmente altas de asesinatos o conflictos de menor intensidad. Este tipo de formas de la llamada “violencia menor” pueden causar tanta, sino más, destrucción que algunas guerras formales y conflictos civiles. La gente en tales situaciones, son doblemente propensas, en comparación con las que viven en sociedades desarrolladas, a estar desnutridas, tres veces más a estar privadas de educación, y dos veces más a morir en la infancia. Por esto, un profundo compromiso de la comunidad internacional con la paz, la reconciliación y la solidaridad puede ejercer una influencia positiva para llegar al disfrute del derecho de la educación universal.
Los derechos humanos fundamentales están interrelacionados y exigen el respeto del uno por el otro. En particular, el derecho a la educación no puede ser aislado de la promoción e implementación de una mayor justicia y equidad entre nuestras sociedades. Como afirmó el Comité ECOSOC, el derecho a la educación es “el epítome de la indisolubilidad e interdependencia de todos los demás derechos humanos” [1]. De acuerdo con el Convenio de Naciones Unidas sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la educación primaria debería ser obligatoria y de acceso gratuito para todos (art. 13, 2-4).
2. Los Estados tienen la esencial responsabilidad de asegurar la provisión de los servicios educacionales. Al mismo tiempo, el derecho a educar es una responsabilidad fundamental de los padres, iglesias y comunidades locales. Por esto, las instituciones públicas, especialmente a nivel local, organizaciones de la sociedad civil y también del sector privado, podrían ofrecer sus contribuciones únicas y respectivas para la consecución del acceso universal a la educación. En este contexto, la sociedad civil debería, también, proveer de servicios alternativos, implementar acciones innovadoras, y también ejercitar una función crítica que pueda movilizar las fuerzas sociales para asistir a los Estados en el desempeño de sus responsabilidades educativas respetando el principio de subsidiariedad. Por otra parte, el papel fundamental desempeñado por los programas educacionales de la sociedad civil debería ser reconocido y alentado. De hecho, el sistema educacional funciona correctamente cuando incluye la participación, en la planificación y en la implementación de políticas educacionales, de padres, familias y organizaciones religiosas, además de otras organizaciones de la sociedad civil y también del sector privado.
Durante siglos, los grupos religiosos han apoyado la educación básica y, de hecho, fueron las primeras instituciones que proveyeron de educación básica a las poblaciones más pobres. Deberíamos fijarnos, por ejemplo, en la experiencia y contribución directa de la Iglesia Católica en el área de educación. Hay unas 200.000 escuelas católicas de primaria y de secundaria localizadas en todos los continentes del mundo con unos 58 millones de estudiantes y 3'5 millones de profesores. Se caracterizan por un enfoque abierto y global, sin distinciones de raza, sexo o condiciones sociales. La persona humana siempre permanece en el centro de la tarea educativa, ya que la educación es genuina cuando humaniza y personaliza, de manera que, a cambio, la persona pueda humanizar al mundo, configurar la cultura, transformar la sociedad y construir la historia. En contacto cercano con las familias de estudiantes, cuya libertad para decidir la educación de sus hijos es un derecho natural, la escuelas católicas acompañan a los estudiantes hacia la madurez y la capacidad de tomar decisiones libremente, razonables, y basadas en los valores. Mientras custodien su identidad, estas escuelas dan la bienvenida a los estudiantes de todas las etnias y contextos religiosos y clases socio-económicas.
3.En nuestro mundo global, el papel clave de la educación se vuelve aún más esencial para permitir la coexistencia pacífica y el mutuo reconocimiento de todos los sectores de la sociedad. La simple transmisión de la información técnica es insuficiente. El objetivo de la educación ha de incluir en la formación de la persona, la transmisión de valores, como un sentido de la responsabilidad y social, un trabajo ético, un sentido de solidaridad con la toda familia humana.
En este proceso educacional, los Estados deberían respetar las elecciones que los padres hacen para sus hijos y evitar los intentos de adoctrinamiento ideológico. El Convenio sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales dice que “Los Estados partes se comprometen con el presente Convenio a respetar la libertad de los padres... de escoger las escuelas para sus hijos, que sean distintas a las establecidas por las autoridades públicas... y asegurar la educación religiosa y moral en conformidad con sus propias convicciones”. [2] Y esto incluye el derecho a hacer juicios morales en temas morales. Las organizaciones religiosas están en una posición única para promover resultados equitativos para los niños y familias más vulnerables. Aún más, las instituciones educacionales a menudo llegan a estas comunidades, por ejemplo, en áreas remotas y rurales, que permanecen sin cobertura de las políticas gubernamentales. El continuo compromiso de las organizaciones religiosas en la promoción y aplicación del derecho de todas las personas a la educación básica y de buena calidad mejora la consecución de los objetivos de auténtica educación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Para mejorara los resultados educacionales, la cooperación cercana entre padres y escuelas debe ser fomentada.
Señor Presidente,
4. Como se propone en el Documento Resultante , mi Delegación cree que el esfuerzo educacional global debería ser contextualizado socialmente dentro de un espíritu de justicia y a través de medidas prácticas que hacen que la educación se adapte al siglo XXI. Para lograr esto, por ejemplo, el estado y la sociedad civil deben asegurar una formación de alta calidad de los profesores para que consideren su papel como una misión especial y que su servicio sea reconocido de acuerdo a esto. Para alcanzar la meta deseada de acceso universal, todos los elementos de la sociedad deben participar. La sociedad civil, especialmente las organizaciones religiosas y las asociación de padres, están preparados para realizar su contribución, pero los recursos financieros públicos deben estar disponibles para asegurar la imparcialidad de su fuerte compromiso en el proceso educacional de acuerdo a las elecciones de los padres. Con respecto a los niños y jóvenes que ya han sido excluidos del sistema educacional, la sociedad les puede proveer de una “segunda oportunidad”; de nuevo son las organizaciones religiosas las más aptas para ese menester. Este esfuerzo extra dará beneficios futuros a la sociedad en término de prevención de crímenes, comportamientos desordenados y tasas altas de de desempleo. La información y la tecnología de la comunicación, mantenida a bajo coste, puede abrir un nuevo capítulo en la preparación de nuevas posibilidades, la educación móvil, así como la gestión de la misma.
5. Los políticos tienden a considerar la educación como una clave para la supervivencia económica. Habilidades tales como la alfabetización y la aritmética combinados con hábitos de la mente como la creatividad convierte la educación en algo funcional para la economía. Pero el horizonte necesita ampliarse. Como el Papa Benedicto XVI observa: “...la persona crece en la medida en la que experimenta lo que es bueno y aprende a distinguirlo del mal, más allá del cálculo que considera sólo las consecuencias de una acción sencilla o que utiliza como criterio de juicio la posibilidad de hacerlo”. La responsabilidad educativa de todos los que tienen en el corazón la ciudad del hombre y el bienestar que las generaciones futuras requiere un compromiso continuo de una educación primaria accesible también por su calidad. La educación secundaria y superior debería ser también disponible y accesible. La educación, de hecho, no está sólo “dirigida hacia el total desarrollo de la personalidad humana y el sentido de su dignidad”, pero esto es también un medio para la participación del individuo en una sociedad libre y un instrumento que promueve la comprensión mutua y “la amistad entre todas las naciones y todas las razas, etnias o grupos religiosos” [3]. Un objetivo no menos fundamental de la educación es la transmisión y el desarrollo de los valores morales y culturales comunes en cuya referencia el individuo y la sociedad encuentra su identidad y su valor.
Señor Presidente,
Llegar al objetivo de educación internacional de manera que los chicos y las chicas de todo el mundo puedan recibir una educación primaria total es un requisito ineludible. La imposición de condicionamientos económicos que afectan a este objetivo pudo ser la solidaridad mal calculada. La apertura a las asociaciones de la sociedad civil y del sector privado pueden contribuir eficientemente al objetivo común, cuando la equidad en el reparto de recurso se tiene en cuenta. En conclusión, esta es la misma preocupación que mueve a todos los interesados a actuar en nuestro mundo cambiante e interconectado, para hacer que los niños y los jóvenes tengan una mayor esperanza para el futuro.
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[1] Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1999, par. 2.
[2] Convenio Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado el 16 de diciembre de 1966 y que entró en vigor el 3 de enero de 1976, art. 13, 3.
[3] Ibid., art 3, 1

7/27/11

LOS ABUELOS, UN TESORO EN LA FAMILIA


Monseñor Juan del Río Martín

La sociedad narcisista en la que vivimos valora la eficacia y da culto a lo joven, bello y hermoso. La vejez es un contravalor y no se estima la “sabiduría del corazón” que representan los años. Debido a esta cultura y a otros factores sociales, en ocasiones,  los ancianos son para algunos hijos una carga que se pasan de unos a otros y muchos terminan desamparados. Sin embargo, en esta misma sociedad, los abuelos son más protagonistas de lo que parece, pues  no pocos de ellos son actualmente una ayuda imprescindible para aquellas parejas de matrimonios jóvenes que, abocadas al trabajo fuera del hogar tanto el marido como la mujer, ven en sus padres el mejor seguro de la educación de sus hijos.
Ahí están las estampas de cada día, de aquel abuelo o abuela que recoge a su nieto a la salida del colegio. Que ayuda en tareas domésticas de la nueva familia de sus hijos, y que en tantas ocasiones –siguiendo la máxima evangélica de “no sepa tu mano izquierda lo que da tu derecha”, continúan sacrificándose en favor de sus hijos. Pero sobre todo ahora, cuando muchas familias jóvenes  sufren  de cerca la lacra del paro, allí están los abuelos compartiendo lo que tienen para ayudar a hijos y nietos.
Esta generación de personas mayores se forjó en los años duros donde todavía no había aparecido la llamada sociedad del bienestar. No tuvieron las comodidades que gozan hoy sus nietos, ni las posibilidades culturales y educativas que tienen sus hijos pues muy pronto conocieron  la dureza del trabajo para traer dinero a casa. Son hombres y mujeres hechos a sí mismos, autodidactas, sacrificados, capaces de un aguante sobrehumano y de las más heroicas renuncias. Precisamente son ellos quienes están desempeñando una labor supletoria en la transmisión de la fe y de los valores que han configurado la institución natural de la familia. Por esto y por otras muchas razones, los abuelos siguen siendo un gran tesoro de humanidad en todas las tradiciones culturales.
En África se dice que, cuando muere un anciano “ha desaparecido una biblioteca”. Los mayores allí son los custodios de la memoria colectiva. En cambio, en Occidente, nadie quiere parecer viejo y se ha perdido el respeto a la “vejez venerable”.  Pero para un cristiano no está pasado de moda el cuarto mandamiento de la ley de Dios: “honrar al padre y a la madre”, por mucho giro antropológico y cultural que pretendan dar a la familia los poderosos de turno en función de sus intereses políticos e ideológicos. El reconocimiento universal de este mandamiento conlleva el amor de los hijos a los padres, manifiesta la vinculación entre las generaciones y hace que los mayores se sientan seguros y que no sean considerados un objeto inútil y embarazoso. Por eso, honrar a los padres supone también honrarles cuando lleguen a ser  abuelos,  acogiéndolos, asistiéndolos y valorando todas sus cualidades.
Es necesario crear una nueva mentalidad respecto de nuestros mayores. En primer lugar, hace falta considerar al anciano en su dignidad de persona. Luego hay que procurarle una inserción efectiva en el entramado social. No son un peso para la sociedad, si no una fuente de sabiduría y armonía que puede contribuir al bien común. Finalmente, no sólo se trata de organizar actividades de ocio para la tercera edad, si no de procurarles una asistencia rica en humanidad e impregnada de valores auténticos.
La tradición cristiana hace coincidir la fiesta litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María, con la celebración del “día de los abuelos”. Recordemos en esta efeméride el mensaje que Benedicto XVI dirigió a todos los abuelos del mundo desde Valencia (España) en el  V Encuentro Mundial de las Familias 2006: “Deseo referirme ahora a los abuelos, tan importantes en las familias. Ellos pueden ser –y son tantas veces– los garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar. Son un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte”.
“El tráfico ilícito de armas y municiones ha provocado sufrimientos humanos”

Declaración de la delegación de la Santa Sede en las Naciones Unidas.

1. En 2006, la Asamblea General de las Naciones Unidas solicitó a los países a presentar sus puntos de vista para la elaboración del Tratado del comercio de armas. Más de 100 países presentaron sus opiniones, que fueron recogidas en el informe de 2007 por el Secretario General en este asunto. Sucesivamente, en 2008, un Grupo de Expertos Gubernamentales realizó un segundo informe en este asunto.
A finales de 2009 la Asamblea General decidió convocar una Conferencia sobre el Tratado Comercio de Armas (TCA) para 2012 “para elaborar un instrumento jurídicamente vinculante sobre los estándares más comunes para la transferencia de armas convencionales”. La Asamblea General también indicó que cuatro sesiones de grupos de trabajo se mantendrán como sesiones del Comité Preparatorio (PrepCom) domo preparación para la Conferencia. La primera PrepCom tuvo lugar en julio de 2010. En 2011, dos PrepComs más se realizaron: del 28 de febrero al 4 de marzo y el 11 al 15 de julio. Una cuarta PrepCom está programada para el 13 al 17 de febrero de 2012, antes de la adopción esperada del Tratado por la Conferencia.
2. En muchas partes del mundo, el comercio ilícito de armas y de munición ha provocado sufrimiento humano, conflictos internos, disturbios civiles, violaciones de los derechos humanos, crisis humanitarias, crimen, violencia y terror. De hecho, la comunidad internacional se enfrenta a tratados irresponsables de armas en varios lugares del mundo. A pesar de que existe una serie ecléctica de medidas nacionales y regionales de control sobre la transferencia de armas, el comercio de armas convencionales -desde buques de guerra y tanques hasta aviones de combate y ametralladoras- permanece sin regular en ausencia de unos estándares acordados internacionalmente. Por lo tanto la Santa Sede ha participado en negociaciones sobre el Tratado desde su mismo principio.
3. La Santa Sede reconoce la gran importancia del actual proceso TCA, ya que aborda en particular el gran coste humano que resulta del comercio ilícito de armas. El comercio no regulado y no transparente y la ausencia de de sistemas de monitorización efectivos del comercio de armas a nivel internacional ha tenido serias consecuencias humanitarias, ha frenado el desarrollo humano integral, a socavado el Estado de Derecho, hace aumentar los conflictos y la inestabilidad en todo el mundo, pone en peligro los procesos de paz en los distintos países y generan una cultura de la violencia y de la impunidad. En este punto hay que tener en cuenta las graves repercusiones del tráfico ilícito de armas en la paz, el desarrollo, los derechos humanos y las situaciones humanitarias, especialmente el profundo impacto que deja en las mujeres y los niños. Estos asuntos pueden ser resueltos eficientemente sólo a través del compartir las responsabilidades por parte de todos los miembros de la comunidad internacional.
4. Las armas convencionales o las armas pequeñas o ligeras, no deberían ser considerados un tipo de mercancía cualquiera que se pone a la venta en mercados internacionales, nacionales o regionales. Su producción, comercio y posesión tienen implicaciones éticas y sociales. Necesitan ser regulados de acuerdo a principios específicos del orden y ley morales. Se requieren todo tipo de esfuerzos para prevenir la proliferación de todo tipo de armas que alientan las guerras locales y la violencia urbana y matan a muchas personas al mundo cada día. De aquí la urgencia de la adopción de un instrumento legal, que la Santa Sede apoya plenamente, con medidas legales vinculantes sobre el control del comercio de armas y municiones convencionales a nivel internacional, nacional y regional.
5. La comunidad internacional necesita un instrumento legal fuerte, creíble,efectivo y preciso para mejorar la transparencia en el comercio de armas, promover la adopción de un criterio común sobre el control del comercio de armas y establecer un marco legal vinculante para la regulación del comercio de armas y municiones convencionales, así como las licencias y el comercio de las tecnologías destinadas a su producción.
6. El resultado del actual proceso TCA pondrá a prueba la voluntad política y la credibilidad de los Estados en la asunción de su responsabilidad moral y legal para fortalecer aún más el régimen internacional en el comercio no regulado existente del comercio de armas. Centrándose en la gravedad de la situación de los afectados y de los que sufren a causa del flagelo de la difusión ilícita de armas y de municiones debería desafiar a la comunidad internacional para conseguir un Tratado sobre el Comercio de Armas efectivo y aplicable. Los estados que exportan e importan deberían poner en vigor normas reglamentarias obligatorias, transparentes, verificables y universales y mecanismos para frenar el comercio de armas ilegal, mediante la aplicación efectiva de sistemas de mantenimiento de registros y presentación de informes a través de una asistencia internacional eficiente y de la cooperación internacional y del mejoramiento de las relaciones basadas en la confianza entre los Estados. Los Estados que exportan e importan tiene también el importante papel a desempeñar en la exclusión de la corrupción potencial y de la vigilancia del cumplimiento de las normas internacionales de comercio por parte de las industrias armamentísticas y de los traficantes.
7. Para conseguir un TCA fuerte, efectivo y completo, la comunidad internacional no debería dejar de lado la importancia de la asistencia a las víctimas y la compensación. El principal objetivo de un TCA debería ser salvaguardar la vida humana y construir un mundo más respetuoso son la dignidad humana, no sólo regular el comercio ilícito de armas. Un TCA debería desafiar el enfoque de “negocio habitual” que provoca las continuas violaciones de la inmunidad civil en situaciones de conflicto. Usando los medios responsablemente se promueve una verdadera cultura de paz y de vida. En este sentido, también es importante promover una educación en la paz y programas de sensibilización que impliquen a todos los sectores de nuestra sociedad, incluyendo a las organizaciones religiosas.
8. La Santa Sede está convencida de que un Tratado de Comercio de Armas puede hacer una contribución importante en la promoción de una verdadera cultura global de paz a través de la cooperación responsable de los estados, en colaboración y solidaridad con la industria armamentística y en solidaridad con la sociedad civil. Desde esta perspectiva, los esfuerzos actuales para llegar a un Tratado de Comercio de Armas podrían, sin duda, convertirse en una señal prometedora de la muy necesaria voluntad política por parte de las naciones y de los gobiernos para asegurar una mayor paz, justicia, estabilidad y prosperidad en el mundo.
9. Como declaró el Papa Benedicto XVI: “El momento de cambiar el curso de la historia ha llegado, de recuperar la confianza, de cultivar el diálogo, de alimentar la solidaridad. Estos son los nobles objetivos que inspiraron a los fundadores de la Organización de Naciones Unidas, una experiencia real de amistad entre los pueblos. El futuro de la humanidad depende del compromiso de cada uno. Sólo siguiendo un humanismo integral y solidario, en cuyo contexto el asunto del desarme toma una naturaleza ética y espiritual, la humanidad será capaz de caminar hacia el deseo auténtico de una paz duradera” (Seminario Internacional sobre el “Desarme, Desarrollo y Paz, Perspectivas de un desarme integral” 10 de abril de 2008).

7/26/11


Los salmos nos enseñan, con palabras de Dios, un lenguaje para hablar confiadamente con Él, conocerle y conocernos a nosotros mismos

      Hablar con Dios confiadamente no es difícil: un niño puede hacerlo. Las dificultades surgen cuando se anteponen las dudas: ¿No será la oración un encerrarse en sí mismo y aislarse de los problemas reales del mundo? ¿De verdad Dios escucha siempre? ¿Cómo saber cuál es su voluntad? ¿Hasta dónde puedo comprometerme? ¿Qué hacer si no se sabe orar? ¿Cómo enseñar a otros?

En la era digital, seguimos buscando superar la finitud

      Estas y otras son las cuestiones que, desde el 4 de mayo de 2011, viene afrontando Benedicto XVI, en una nueva serie de catequesis sobre la oración. Dedicó las dos primeras a introducir el tema; después, a cuatro grandes orantes del Antiguo Testamento (AbrahamJacobMoisés y Elías), y luego afrontó la importancia de los salmos en la oración. Todo ello poniendo siempre a Jesús como centro y origen de la oración.
      En las dos primeras catequesis mostró que las culturas antiguas (como Egipto, Mesopotamia, Grecia, Roma) son testigos de la oración con diversos acentos (petición, súplica, alabanza y agradecimiento), aún dentro de ciertas oscuridades. Y es que«la oración y el sentido religioso forman parte del hombre a lo largo de toda su historia» (11-V-2011), también en nuestra época: «El hombre ‘digital’, al igual que el de las cavernas, busca en la experiencia religiosa los caminos para superar su finitud y para asegurar su precaria aventura terrena». La oración es ante todo un don y una gracia de Dios que mueve a desear a Dios y a buscarle libremente. Como el amor de Dios es siempre fiel, la oración es también “un hondo acontecimiento de Alianza” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2567).

La oración de Abraham: Dios siempre responde y ofrece el perdón a quienes lo aceptan

      En Abraham (cf. Gn, cap. 18) se manifiesta que la oración de intercesión es progresiva identificación del que reza con el Dios que perdona y salva. Abraham desea la salvación de los pecadores de Sodoma y Gomorra, pero también desea que Dios se manifieste como justo y misericordioso; esto requiere que los malhechores acepten el perdón divino. Con otras palabras, Dios siempre responde a la oración. Como ha hecho a cada persona libre, dueña de sus acciones, Dios ha querido que su respuesta sea recibida libremente por el orante o por aquél por quien suplica. Y eso debe manifestarse con un cambio en la vida, un abrirse a Dios y a los demás; esto es, una conversión. Ahora bien, sólo un amor que sea al mismo tiempo justicia y perdón que se ofrece libremente, puede curar las heridas producidas por el pecado en el corazón del hombre y sus consecuencias. Esto es lo que hizo Jesús en la Cruz, intercediendo y perdonando a todos los que lo aceptan; y en él toda oración de intercesión encuentra respuesta (cf. 18-V-2011).

La oración es un "combate espiritual" que requiere humildad, confianza y perseverancia (Jacob)

      La lucha de Jacob con un misterioso personaje (cf. Gn, cap. 32) expresa que toda oración es un combate espiritual: supone un esfuerzo confiado y tenaz, una lucha “cuerpo a cuerpo” para vencer los autoengaños, llegar con humildad al reconocimiento de la propia debilidad, y abrirse así a la voluntad de Dios. La oración exige perseverancia para hacer, al que reza, capaz de recibir, como fruto de la conversión y el perdón, la bendición de Dios, la renovación personal y el poder ver finalmente el rostro de Dios. También la “lucha” de Jacob es símbolo de la entera vida humana (que debe transformarse en oración a base de “hacer oración” cada día); pues «aquel que se deja bendecir por Dios, se abandona a Él, se deja transformar por Él, hace bendito el mundo» (25-V-2011).

La oración exige el compromiso personal para servir a los demás (Moisés)

      La oración de Moisés (cf. Ex., cap 32 y Dt, cap. 9) pone de relieve que la oración del intercesor sirve a la misericordia divina y es escuela de generosidad, hasta el don de sí mismo. A los pies del Sinaí, los israelitas se habían hecho un ídolo en forma de becerro de metal fundido. Moisés intercede por amor a su pueblo y también por amor a Dios, y ofrece su propia vida a cambio del perdón para los suyos. También aquí hay una prefiguración de Cristo, que «lleva consigo nuestros pecados para salvarnos a nosotros: su intercesión no es sólo solidaridad, sino que se identifica con nosotros: nos lleva a todos en su cuerpo. Y así toda su existencia de hombre y de Hijo es un grito al corazón de Dios, es perdón, pero un perdón que transforma y renueva» (1-VI-2011).

Elías: la verdadera oración lleva a salir de uno mismo para adorar y amar

      En el caso de Elías, su oración enseña lo que es la verdadera adoración (cf. I Re, cap. 18). Los profetas de Baal confiaban en sus propias capacidades para obtener la respuesta a su oración: se encierran teatralmente sobre sí mismos e incluso se autolesionan. En cambio —según Benedicto XVI— la oración auténtica, que Elías promueve, es aquella que abre el corazón y lo libera permitiendo «salir del espacio estrecho del propio egoísmo, para acceder a dimensiones de amor y de don mutuo» (15-VI-2011). La verdadera oración es impulsada por el Espíritu Santo, y por eso —observa el Papa— «la verdadera adoración no destruye, sino que renueva, transforma». El fuego del amor de Dios hace del pueblo entero de Israel un lugar de ofrenda y sacrificio, purifica y crea de nuevo los corazones, para hacerlos capaz de adorar y amar.

Actualidad de los salmos como escuela de oración

      Y así llega el Papa a plantear la importancia de los Salmos en la oración (cf. 22-VI-2011). Los salmos recogen todas las actitudes de la existencia humana, resumidas en dos grandes ámbitos: la súplica y la alabanza. En la súplica el orante expone su necesidad, con frecuencia unida al lamento, reconociendo a Dios como bueno. Se ponen en práctica actitudes de fe, esperanza y caridad, junto con la humildad. «De este modo, en la oración de los Salmos, la súplica y la alabanza se entrelazan y se funden en un único canto que celebra la gracia eterna del Señor que se inclina hacia nuestra fragilidad».
      Los salmos, afirma Benedicto XVI, son escuela de oración algo así como las palabras de los padres sirven al niño que comienza a hablar: se expresa con palabras aprendidas de otros y así aprende un modo de pensar y de sentir. Así los salmos nos enseñan, con palabras de Dios, un lenguaje para hablar confiadamente con Él, conocerle y conocernos a nosotros mismos.
      Los salmos presentan a David como paradigma de orante: «un orante apasionado, un hombre que sabía lo que quiere decir suplicar y alabar»; y así, se convierte en una figura mesiánica, que preanuncia el misterio de Cristo. De hecho «en el Señor Jesús, que en su vida terrena rezó con los Salmos, encuentran su definitivo cumplimiento y revelan su sentido más profundo y pleno». Más concretamente, «las oraciones del Salterio, con las que se habla a Dios, nos hablan de Él, nos hablan del Hijo, imagen del Dios invisible (Col 1,15), que nos revela completamente el Rostro del Padre». Y de aquí, deduce el Papa: «El cristiano, por tanto, rezando los Salmos, reza al Padre en Cristo y con Cristo, asumiendo estos cantos en una perspectiva nueva, que tiene en el misterio pascual su última clave interpretativa». De este modo, «el horizonte del orante se abre así a realidades inesperadas, todo Salmo tiene una luz nueva en Cristo y el Salterio puede brillar en toda su infinita riqueza».
      En efecto, y, de este modo, los salmos se revelan siempre actuales, y centrales para la oración cristiana. Cristo los rezó y nosotros, en su Cuerpo místico, los rezamos, también apropiándonos esas oraciones, según nuestras necesidades o las de los demás. Para todo ello se pueden consultar las referencias a los salmos que se encuentran en otros lugares de la Sagrada Escritura (sobre todo en el Nuevo Testamento), especialmente los citados por Cristo mismo; y también pueden ayudar las citas y los comentarios de otros autores (Padres de la Iglesia, santos, pensadores cristianos, etc.) que han encontrado en los salmos el deseo de Dios, que es “el alma de la oración” 

7/25/11

LAS MOTIVACIONES DEL TERRORISTA DE OSLO SON ANTICRISTIANAS


Massimo Introvigne

Las motivaciones del supuesto autor de los atentados de Oslo, Anders Behring Breivik, no tienen nada que ver con el cristianismo, ni siquiera con ramas del cristianismo fundamentalista, explica el sociólogo de la religión Massimo Introvigne, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la lucha contra el racismo y las discriminaciones contra los cristianos.
Behring, según informa Introvigne, ha expuesto sus reivindicaciones e ideología en un libro “2083 – Una declaración de independencia europea”, firmado con el pseudónimo de Andrew Berwick, y difundido en un sitio codificado en Internet el 22 de julio, pocas horas antes de los atentados.
“La autenticidad del texto --explica Introvigne-- parece confirmada por por el hecho de que incluye detalles sobre la vida privada y familiar de Breivik, y sobre la preparación del atentado, cuyo objetivo, entre otras cosas, nunca es mencionado, que sólo el terrorista podía conocer y es coherente con otros escritos de Breivik”.
“Este texto, de 1.500 páginas, es en una tercera parte una antología de escritos contra el islam y la inmigración de otros autores, entre los que se encuentra el blogger noruego Fjordman, verdadero padre espiritual del terrorista, de quien cita un escrito, según el cual, después de la Edad Media, el cristianismo –cuyos únicos aspectos eran de origen pagano-- se ha convertido para Europa en 'una amenaza peor que el marxismo'”.
Otra tercera parte de los escritos del volumen ofrece material autobiográfico de Breivik, detalles sumamente minuciosos sobre las armas, las tácticas militares y explosivos, y un alucinante diario sobre la preparación del atentado.
“La parte más interesante --afirma Introvigne-- es la ideológica, que explica las motivaciones de atentado y las ideas de Breivik”.
El terrorista habría fundado, en 2002, en Londres, junto a otros activistas, la orden templar de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, inspirado inspirado en los grados Templarios de la  Masonería – una organización de la que forma parte Breivik y a la que alabó por su “papel esencial”, pero a la que considera incapaz de pasar a la acción militar.
Esta supuesta Orden está abierta a “los cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos”, es decir, a todos aquellos que reconocen la importancia de las raíces culturales cristianas, “pero también a las judías e ilustradas”, así como a las “paganas y nórdicas” por oponerse a los verdaderos enemigos, el islam y la inmigración.
“Lejos de ser un fundamentalista cristiano --aclara Introvigne-- Breivik, bautizado en Iglesia Luterana de Noruega, se define un 'cristiano cultural', cuya apelación a la herencia cristiana tiene una función instrumental anti-islámica”.
La Iglesias, según el terrorista, no están dispuestas a luchar contra el Islam. Por ello, propone un Gran Congreso Cristiano Europeo del cual nazca una nueva Iglesia Europea y anti-islámica. Y amenaza directamente al Papa Benedicto XVI, pues “ha abandonado el cristianismo y a los cristianos en Europa y debe ser considerado un Papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo”.
Los “justicieros Templarios” de Breivik deberían promover tres fases de la “guerra civil Europea”, explica el sociólogo.
“En la primera (1999-2030), deberían despertar la conciencia dormida de los europeos a través de 'ataques sobrecogedores de las células clandestinas', desencadenando la acción de grupos que utilizan el terror': grupos pequeños, incluso de una o dos personas.
En la segunda fase (2030-2070), se debe pasar a la insurgencia armada y a los golpes de Estado; en la tercera (2070-2083), a la verdadera guerra en contra de los inmigrantes musulmanes.
Breivik es consciente de que los ataques de la primera fase transformarán a los conspiradores en terroristas odiados por todos, pero ésta es la forma del “martirio templario” que busca. Los objetivos de “los ataques sobrecogedores” son los partidos políticos: el Partido Laborista Noruego, en primer lugar, pero también apunta contra los partidos europeos que boicotearían de diferentes maneras la guerra al Islam. Escribe amenazas contra partidos políticos italianos cómplices de esta acusación y contra Benedicto XVI.
Breivik reitera que no es un nazi (“si hay una figura que odio es Adolf Hiter”) debido a su ideología político-religiosa pro-semita y pro-israelí y sueña con una gran alianza de los pueblos nórdicos y los judíos para luchar contra el enemigo que le obsesiona, el Islam.
“Queda por ver si es verdad o puro delirio --concluye Introvigne-- la afirmación de que los neo-templarios de Breivik no se reducen a él solo, sino que abarcan a otras personas  que, según el texto, se estarían entrenado en África y en otros lugares por los criminales de guerra serbios, a quienes el terrorista considera como héroes. Si fuese verdad, la amenaza contra Italia y el Papa debe ser tomada en serio”.

EL EJEMPLO DEL SABIO SALOMÓN


El Papa ayer durante el Ángelus


Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, en la Liturgia, la Lectura del Antiguo Testamento nos presenta la figura del rey Salomón, hijo y sucesor de David. Nos lo presenta al principio de su reinado, cuando era aún jovencísimo. Salomón heredó una tarea muy comprometida, y la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros era grande para un joven soberano. En primer lugar, él ofreció a Dios un solemne sacrificio – "mil holocaustos", dice la Biblia. Entonces el Señor se le apareció en visión nocturna y prometió concederle lo que pidiera en la oración. Y aquí se ve la grandeza de alma de Salomón: él no pide una larga vida, ni riquezas, ni la eliminación de sus enemigos: dice en cambio al Señor: “Concede entonces a tu servidor un corazón dócil, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal" (1 Re 3,9). Y el Señor se lo concedió, de modo que Salomón llegó a ser célebre en todo el mundo por su sabiduría y sus rectos juicios.
Él, por tanto, pidió a Dios que le concediera “un corazón dócil” ¿Qué significa esta expresión? Sabemos que el “corazón” en la Biblia no indica solo una parte del cuerpo, sino el centro de la persona, la sede se sus intenciones y de sus juicios. Podríamos decir: la conciencia. “Corazón dócil” entonces significa una conciencia que sabe escuchar, que es sensible a la voz de la verdad, y por esto es capaz de discernir el bien del mal. En el caso de Salomón, la petición está motivada por la responsabilidad de guiar una nación, Israel, el pueblo que Dios eligió para manifestar al mundo su designio de salvación. El rey de Israel, por tanto, debe buscar estar siempre en sintonía con Dios, a la escucha de su Palabra, para guiar a su pueblo por los caminos del Señor, el camino de la justicia y de la paz. Pero el ejemplo de Salomón vale para cada hombre. Cada uno de nosotros tiene una conciencia para ser en un cierto sentido “rey”, es decir, para ejercitar la gran dignidad humana de actuar según la recta conciencia, obrando el bien y evitando el mal. La conciencia moral presupone la capacidad de escuchar la voz de la verdad, de ser dóciles a sus indicaciones. Las personas llamadas a tareas de gobierno tienen, naturalmente, una responsabilidad ulterior, y por tanto – como enseña Salomón – tienen aún más necesidad de la ayuda de Dios. Pero cada uno tiene que hacer su propia parte, en la situación concreta en la que se encuentra. Una mentalidad equivocada nos sugiere pedir a Dios cosas o condiciones favorables; en realidad, la verdadera calidad de nuestra vida y de la vida social depende de la recta conciencia de cada uno, de la capacidad de cada uno y de todos de reconocer el bien, separándolo del mal, y de buscar llevarlo a cabo con paciencia.
Pidamos por esto la ayuda de la Virgen María , Sede de la Sabiduría. Su “corazón” es perfectamente “dócil” a la voluntad del Señor. Aun siendo una persona humilde y sencilla, María es una reina a los ojos de Dios, y como tal la veneramos nosotros. Que la Virgen Santa nos ayude también a nosotros a formarnos, con la gracia de Dios, una conciencia siempre abierta a la verdad y sensible a la justicia, para servir al reino de Dios.

7/22/11

“¿LA PRIMAVERA ES TAMBIÉN PARA LA IGLESIA?”


Monseñor Landel, arzobispo de Rabat

Al final del año pastoral, es bueno hacer balance no sólo de lo que hemos vivido nosotros, sino también de lo que nuestro país de acogida ha vivido.
Todos nos hemos visto sorprendidos por los acontecimientos que empezaron en Túnez y cuyo espíritu se ha propagado por Oriente Medio e incluso hacia nosotros. En numerosos medios de comunicación, hemos leído o escuchado hablar de esta “Primavera árabe”. La primavera es
- el tiempo en que la naturaleza recobra vida,
- un tiempo en el que uno se prepara para acoger todo lo que brotará de estas semillas;
- un tiempo en el que se ven brotar colores, siempre nuevos, por todas partes, ¡incluso, quizás, en los campos de rocas!
- un tiempo en el que, incluso físicamente, cada uno de nosotros se siente revivir.
Es verdad que en tal o cual país, la violencia se ha impuesto; pero nosotros
- nos tomamos el tiempo de acoger esta Primavera que, de alguna manera ya está ahí...
- nos preparamos, en la esperanza, para acoger esta nueva vida que, de momento, todavía está sólo brotando.
No podemos permanecer como espectadores de todo lo que se transforma. Es para nosotros un tiempo para dejar penetrar en nuestros corazones todas estas informaciones “verificadas”; un tiempo para leer tal o cual texto que nos permita dirigir mejor el futuro. Es verdad, muchos de nosotros, sólo estamos de paso; pero no podemos olvidar toda esta dinámica que este pueblo que nos acoge se prepara para vivir. ¡No seamos pájaros de mal agüero, interesémonos por todo lo que va a surgir!
Como cristianos, ¿no tenemos que “dar cuenta de nuestra esperanza” estando al servicio de la paz, de la justicia y de la reconciliación? Allá donde estamos plantados. ¡En primavera, estos brotes de paz, de justicia y de reconciliación pueden también surgir!
Nuestra Iglesia en Marruecos, ¿no está también en un momento de primavera; en un momento en que la vida continúa creciendo, incluso aunque la tierra es continuamente removida, incluso aunque las semillas que somos nosotros están en perpetuo cambio? No se trata de semillas que pasan por nuestros campos, sino de las semillas que somos nosotros y que tenemos el deseo de germinar.
La primavera se manifiesta
- por todas nuestras celebraciones litúrgicas que manifiestan así una fe viva y dinámica
- por todas esas preparaciones a los sacramentos vividas en las diferentes catequesis
- por todas esas reflexiones que se realizan en uno u otro movimiento o grupo informal
- por esos numerosos bautismos o confirmaciones de cristianos extranjeros
- por toda nuestra presencia en la economía del país o en las universidades; ese testimonio gratuito es el más fuerte... ¡una semilla sembrada en la tierra no hace ruido!
- por todos esos encuentros que podemos hacer en un ámbito más religioso
- por toda esa presencia junto a los migrantes, pero también de muchas asociaciones marroquíes de carácter social o educativo
- por toda esa presencia en el ámbito de la escolarización y de la salud
Sepamos alegrarnos por esta primavera de la Iglesia en la que participamos.
Sepamos, junto a las personas que nos encontremos, dar testimonio de que esta primavera de la Iglesia es algo maravilloso. Una primavera que puede mostrar su esplendor en el corazón de este mundo musulmán. ¡Sí, es una verdadera primavera porque nuestra fe está obligada a crecer!
Y al final del año pastoral, para nosotros que tenemos la gracia de pertenecer a la Iglesia en Marruecos, tengamos la audacia de decir por todos los continentes que podemos vivir una fe viva y vivificante en el corazón del mundo del islam.
La Iglesia en Marruecos no puede más que enriquecerse con esta “Primavera árabe”.
Las palabras libertad, justicia, dignidad, participación, honestidad, responsabilidad,... no están vacías de sentido para nosotros los bautizados!”.