10/26/16

El odio no puede contra el océano de misericordia de Dios

El Papa escribe el prefacio de un libro


 
Vivimos en tiempos difíciles, los de una guerra mundial en trozos. Pero el río de odio y violencia nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo. Lo escribe el papa Francisco en el prefacio del libro “No tengan miedo de perdonar”, del sacerdote Luis Drí, confesor en Buenos Aires y gran amigo del papa Francisco cuando era allí arzobispo.
El libro realizado en colaboración con los periodistas Andrea Tornielli y Alvear Metalli estará disponible este miércoles en las librerías y es publicado por la editora editora RaiEri.
El Papa escribe que recuerda al padre Drí, cuando pasaba en Buenos Aires largas horas en el confesionario, el gesto de besar las manos de los penitentes y los escrúpulos de haber perdonado demasiado. Y que delante del Santísimo Sacramento, el padre Luis pedía perdón por haber perdonado demasiado y le decía a Jesús que Èl mismo le había dado el mal ejemplo.
Un comportamiento necesario hoy –escribe el Papa– porque al penitente que entró en el confesionario por casualidad (aunque en el plano sobrenatural nada es causal), o como etapa de un recorrido, “es necesario hacer sentir el abrazo misterioso de nuestro Dios” que es “un Dios que nos precede, nos espera y recibe”.
No es por casualidad que en el confesionario el padre Luís tiene la foto de un cuadro de Rembrandt sobre el retorno del hijo pródigo.
En el libro “No tener miedo de perdonar” el padre Drí describe los efectos del perdón para la vida colectiva. “Es una medida distinta de justicia”.
“La misericordia es el amor materno desde las entrañas que se conmueve delante de la fragilidad de su criatura y la abraza, y la gran fidelidad del Padre que siempre apoya, perdona y vuelve a colocar a sus hijos en camino”, indica.
El Papa reitera que en la “guerra mundial en etapas” que estamos viviendo, “toda señal de amistad, toda mano extendida y toda reconciliación, aunque no haga noticia está destinada a influenciar en el tejido social”, desde las familias hasta las relaciones entre los Estados. O sea, un océano de misericordia contra el río del odio en el cual sumergirse y dejarse regenerar.
En su libro el padre Luís señala que la misericordia es un acto de contestación del egoísmo, porque reconoce no el “yo” pero al “otro” el principio creador del mundo.
Aceptando la misericordia de Dios hacia el hombre e imitando su comportamiento, se adquieren beneficios también en la vida colectiva, porque “la misericordia es un comportamiento profundamente social”.