César Izquierdo
¿Cómo se explica? ¿Qué pruebas existen de que Jesús realmente resucitó? ¿Pudo ser robado el cuerpo de Cristo?
La Pascua es la fiesta central de la
cristiandad. No hay otra celebración más importante dentro del
calendario litúrgico. La palabra «Pascua» viene del idioma hebreo (pesáh) y del griego (pascha) y significa justamente «paso»; el «paso» de Jesús de la muerte a la vida.
Ese hecho «sucedido en la historia y al
mismo tiempo un misterio de fe» es el centro de la vida cristiana. Así
lo explica el profesor César Izquierdo, vicedecano de
la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, en una entrevista
concedida a ABC para aclarar qué hay de mito y realidad en la
resurrección de Jesús.
La resurrección de Jesús, ¿es un hecho o un mito?
La resurrección de Jesús es un hecho
acaecido en la historia y en nuestro mundo. No es, por tanto, un mito
que solo tiene una relación simbólica con la existencia humana, como
afirmó Bultmann el siglo pasado, y siguen afirmando, con matices
distintos, autores contemporáneos. Pero la resurrección de Jesús no fue
una vuelta a su anterior existencia humana, como había sucedido con
Lázaro que, resucitado por Jesucristo, volvió a la vida y posteriormente
moriría definitivamente. Jesús resucitó con su cuerpo pero a una vida
no ya de este mundo, sino en Dios. Así realizó en él lo que sucederá al
final del tiempo a todos los hombres.
¿Qué pruebas hay de que Jesús realmente resucitó?
La resurrección es un hecho sucedido en
la historia y al mismo tiempo es un misterio de fe. Las «pruebas» de la
resurrección son, en primer lugar, el valiente testimonio de los
testigos, avalado por el sepulcro vacío en el que ya no estaba el
cadáver de Jesús, y por las apariciones del Resucitado. Los testigos que
afirmaban haberse encontrado verdaderamente con Jesús resucitado eran
los mismos que lo habían abandonado por miedo durante la pasión. Como
dice Benedicto XVI en su obra Jesús de Nazaret, «algo debió
pasar» para que los apóstoles, que habían huido cobardemente de
Jerusalén durante la pasión de Jesús, volvieran a los pocos días llenos
de ardor a predicar que Cristo había resucitado; lo que pasó fue que el
que había muerto en la cruz, resucitó. El testimonio de los apóstoles y
de las mujeres que permanecieron fieles durante la pasión es coherente
con el sepulcro vacío, sin el cual la resurrección carecería de objeto. A
su vez las apariciones dan a conocer lo que había sucedido con el
cuerpo de Jesús. El sepulcro vacío y las apariciones se implican
mutuamente, y muestran que el testimonio apostólico, que afirma que
Jesucristo resucitó verdaderamente, cuenta con un fundamento sólido.
¿Qué ocurre después de que Jesús dejase la sepultura?
Después de resucitado, Jesús no está
sometido a las leyes del espacio y tiempo como durante su vida mortal.
Está cercano a los hombres, como lo muestran las apariciones a los
discípulos (en una ocasión «a más de quinientos hermanos» afirma san
Pablo), pero no está disponible en un «aquí» determinado. Hasta la
Ascensión, el Señor hace notar que está cerca de los discípulos, pero se
muestra cuando y donde lo desea para fortalecer su fe.
La resurrección de Jesús
coincide cronológicamente con la celebración de la Pascua. Es decir,
¿era domingo cuando se produjo la resurrección?
Jesús resucitó al tercer día, como
afirman las Escrituras. Es decir, murió el día anterior al sábado de la
Pascua judía, estuvo en el sepulcro ese sábado y resucitó al día
siguiente. Entonces ese día no se llamaba domingo, sino el primer día
después del sábado.
Precisamente la palabra «domingo» viene del modo en que los primeros cristianos lo llamaron: el dies Domini,
es decir, el día del Señor, el día de la resurrección de Jesús. La
Pascua judía generalmente coincide con el plenilunio de primavera, que
puede caer cualquier día de la semana. Los cristianos, en cambio,
siempre celebran la Pascua el domingo siguiente al plenilunio después de
primavera (por tanto, después del 21 de marzo).
¿Creen los cristianos realmente que Jesús resucitó de entre los muertos?
La fe en la resurrección de Cristo es el
centro de la fe cristiana. Subraya además un aspecto clave de esa fe
que consiste en tomar en serio la encarnación. Cristo no es una idea o
prototipo espiritual que sirve de inspiración para las diversas
experiencias humanas; también es eso, pero sobre todo es el Hijo de Dios
hecho hombre, el Mediador entre Dios y los hombres. Del mismo modo, la
resurrección de Jesús no es una simple imagen aceptable para un
espiritualismo desencarnado, sino un hecho que afecta esencialmente al
cuerpo de Jesús que vence a la muerte y vive en la unidad personal de
Jesucristo, muerto y resucitado. Porque Cristo ha resucitado, nuestra fe
es firme y aparece atestiguada por el mismo Dios. La resurrección del
Señor es lo que garantiza que su enseñanza, su vida, su infinito amor a
los hombres, su entrega amorosa en la Pasión no era algo simplemente
humano, por muy ejemplar y heroico que se pudiera considerar, sino que
respondía a la presencia misma de Dios entre los hombres. Con su
resurrección, Jesucristo manifiesta de modo pleno y confirma que es el
Hijo de Dios hecho hombre. San Pablo dejó escrito algo que los
cristianos comprendemos muy bien: si Cristo no ha resucitado, somos los más desgraciados de los hombres.
¿Cómo se explica la resurrección de Jesús?
La resurrección de Jesús no tiene una
explicación natural, sino que es un puro don, una gracia radical. Así
como los acontecimientos humanos se preparan con lo que ocurre antes, y
se puede saber más o menos lo que va a suceder, no pasa lo mismo con la
resurrección del Señor. Humanamente, todo terminó con la muerte de Jesús
en la Cruz. La resurrección es un hecho completamente nuevo,
impredecible para los hombres aunque Cristo lo había anunciado, junto
con su pasión. Mirando las cosas con atención, se ve sin embargo que,
aunque nosotros no podemos explicar la resurrección porque es como una
nueva creación, en cambio la resurrección lo explica todo: la vida, la
muerte, el dolor, el perdón y la misericordia de Dios, la libertad y la
responsabilidad humanas, la fidelidad a Dios y la entrega a los
hermanos… Por la resurrección de Cristo, el cristiano solo puede mirar a
la vida y a la muerte con optimismo y esperanza. Todos estamos llamados
a unirnos a la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.
¿Pudieron haber robado el cuerpo de Jesús?
Del robo del cuerpo de Jesús ya se habla
en el evangelio de san Mateo, cuando los jefes del pueblo aconsejaron a
los soldados que habían sido testigos de los signos de la resurrección
que dijeran que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. Así que
esa posibilidad es vieja, aunque algunos la han seguido renovando en
relatos fantasiosos sobre la vida de Cristo. Nadie puede pensar
seriamente que un engaño de ese tipo hubiera podido perdurar. En todo
caso, las apariciones del Señor muestran que el cuerpo de Jesús no podía
estar en ningún otro lugar que donde estaba él mismo. Finalmente, no es
pensable que los discípulos de Cristo estuvieran dispuestos a dar su
vida, y la dieran de hecho, por un engaño fabricado por ellos mismos. Si
la dieron es porque sabían que verdaderamente Jesús de Nazaret, que
había entregado su vida voluntariamente por amor a los hombres, había
resucitado y seguía siendo el Señor.
Entrevista de Laura Daniele, en abc.es.