2/20/18

¿Somos conscientes del papel que cumplió Benedicto XVI?

Pablo D´Elias

Esta semana a través de Internet se difundió una entrevista con el Emérito Papa Benedicto XVI dónde él reconocía y manifestaba “que estaba haciendo el camino a casa” y se le veía un tanto deteriorado, con dificultades para caminar. En fin caminando por ese sendero que a todos nos tocara hacer algún día, con la esperanza y sobre todo la confianza en la resurrección.
Pero a lo largo de estos años, ¿hemos sido conscientes del papel que cumplió el cardenal Ratzinger en nuestra amada Iglesia peregrina en la Tierra?
A fin de este mes se cumple un aniversario más de su renuncia al Papado, algo que nos deja varios mensajes.
Fue elegido Papa en 2005 y como se dice en el lenguaje coloquial venía con el viento en contra, ¿cómo ser Obispo de Roma después de casi 27 años de Juan Pablo II y su enorme legado?.
Pero “el humilde servidor de la viña del Señor”, como él mismo lo anunció en aquel cónclave tomó la posta y aceptó el llamado del Señor. Pero lejos de ser un Papa de transición como algunos ahora lo bautizan, tuvo una ardua tarea. Llevó sobre sus espaldas los principales y más tristes escándalos de pedofilia y abuso sexual por parte de sacerdotes, la crisis de las faltas de las vocaciones. Reafirmó el dialogo interreligioso con religiones cristianas y no cristianas. Nos habló del amor de Dios y de la esperanza en sus dos encíclicas y escribió dos brillantes libros de teología.
Puso la casa en orden y cuando ya por su avanzada edad y su plena consciencia no pudo más seguir adelante, renunció, personificando así otra vez al Apóstol San Pedro que como nos muestra la historia de salvación: fue el apóstol más hombre de todos. Y con su renuncia nos regaló a Francisco.
¿Cuántos son capaces de renunciar para retirarse bien en este Mundo de poder?
Pero su vida ya estaba marcada por renuncias. Renunció a ser esposo, padre y abuelo por consagrase a Cristo. Renunció a una vejez tranquila, posiblemente en su Alemania natal, dedicado a sus otras pasiones ; el piano y la lectura, para pilotear la barca de Cristo en uno de los momentos más complejos y tormentosos.
Ahora recogido en oración y silencio nos recuerda las palabras de Juan el Bautista “es mejor que yo crezca y él disminuya”, tanto si ese él viene unido al nuevo Pontífice o a Cristo a quién siempre sirvió.
Debemos rezar por Benedicto XVI, por todo lo que hizo y sigue haciendo por nosotros. Rezar para que el Señor lo acompañe en ese regreso a casa.
Gracias Papa Benedicto XVI, ¡tú sigues siendo Pedro!